Cuando te dejas arrastrar por los condicionamientos automáticos del ego, ese precipitado de instrucciones que te dicen “qué eres, qué puedes hacer, qué es imposible, qué es necesario, qué puede que ocurra y qué no…”, todo lo cual no lo decidiste tú, pero está en ti, el hundimiento cada vez es mayor si no le pones un límite.


Desde hacía mucho tiempo ya, José Luis nos había advertido que nos dejamos llevar por la corriente de que el yo decida lo que no en la vida de cada uno de nosotros. Sin embargo, si no escucho esas indicaciones, cada vez dejo que el veneno me emponzoñe más.


Tanto es así, que llegado un momento, ni siquiera llegué a agradecer un vídeo de Luz que José Luis había tenido la amabilidad de compartir. Si tan frío soy que ni siquiera llego a dedicar unos minutos a decir gracias por un material que sé que me aporta Luz, que me enseña, que otras veces también he agradecido, y que no tengo motivo alguno por el cual no agradecerlo… significa que todo ese “no” que está en mí no es mío. Y “eso” es muestra de una enfermedad mucho mayor que infecta a toda mi vida.


Solamente seré yo en la medida en que yo ponga un límite a que mi ego decida “lo que no” en mi vida.


Ramsés Cabrera