Hola a todos!
En este mes de junio, en nuestra escuela Edipo recorrimos un Plenario sobre el Cristo Enseñante, donde conocimos cuestiones que enseñaron los maestros de la tradición judía de quienes Cristo aprendió. Uno de sus maestros enseñó que “quien depende del poder, malgasta su vida”.
En mi caso, trabajo en relación de dependencia, ya que formo parte del equipo de abogados del Gobierno de Canarias, los jefes que vez a vez entramo, todas las veces, son cargos del poder político del Gobierno. Ellos dan órdenes, deciden las directrices políticas del Departamento donde trabajo, inclusive deciden muchas cuestiones de lo cotidiano, que inciden en mi realidad (por caso, realicé una negociación hacia lograr recorrer en directo GALI, acordando la recuperación de la parte de mi jornada laboral que coincide con la Actividad).
Me corresponde a mí lograr que mi realidad, también respecto de mi relación de trabajo, si bien es condicionada por determinados Referentes, no sea dependiente, aún cuando “yo no soy mi propia jefa” sino que mi jefe decide cuestiones que me afectan.
En algunos días, dedico mucho tiempo de mi jornada laboral a redactar escritos, en la completa soledad de mi despacho, enfrascada en convencer a un otro afuera de las razones que alego, o en redactar textos de normativas. En otras ocasiones, hago cuestiones de mediación (inclusive cambié de laburo en febrero porque en este lugar de trabajo es posible realizar más casos de mediación). En cualquier caso, no es que logro todas las veces no depender, sino muchas veces me permito depender, quedar totalmente en manos del otro.
Esto me hace mirar hacia lo que yo emano. Me hago creer que necesito más tiempo, me como el objeto que un otro afuera me tira, más dedicación a cuestiones de mi laburo, y me permito entonces depender de que mi tiempo lo decida el otro, porque yo no bloqueo en mí lo que tengo que bloquear. En algunas ocasiones, es ya bien entrada la noche y aún no he concluido las cuestiones que me propuse durante el día, porque no integro en mí lo que tengo que integrar. Me doy cuenta que cuando atiendo al no de mi yo, organizo mi tiempo y encuentro rápido soluciones, y concluyo los escritos con mayor fluidez. Cuando no atiendo a lo que mi yo dice no, invierto mucho tiempo en las cuestiones que mi yo decide. Eso que no considero en lo sutil, lo densifico inmediatamente, y muchas veces lo reconozco luego de que ya han transcurrido varias horas.
Gracias a lo que Recorro en Enseñanza, no es posible que me haga la boluda al respecto, ya que la demanda de mi yo en esos casos es que achique circuitos. Digo que no es admisible depender del otro, y que me corresponde conmensurar a diario al respecto que mi realidad no es dependiente, también en mi laburo.
Gracias!