Si tuviese que responder qué es lo más precioso, luminoso, qué es lo que mejor me hace en la vida… sin dudas respondo: La Enseñanza.
Cuando sí logro en mis días aplicar Enseñanza, en mí, en lo que hago, en lo que pienso, en mi pareja, mis días se vuelven luminosos, radiantes. Y también viceversa -que lamentablemente es en la mayoría del tiempo-, cuando no aplico Enseñanza, cuando me “dejo llevar” en el peor de los sentidos, pensando automáticamente, haciendo automáticamente, mis días se vuelven grises, torpes, vacíos.
Y así, por “dejarme llevar” automáticamente, por malinterpretar algo que en Actividades de la Escuela JL nos aportó, más claramente, por “transformar en lo contrario”, -tal como Freud develó, que “transformar en lo contrario” es uno de los mecanismos de defensa del psiquismo humano-, dejé de tomar una de las actividades de la Escuela que venía tomando. O sea, que en pleno caos mundial, donde más atenta aún tengo que estar y exigirme alargar circuitos.. por seguir mis automatismos, acorté circuitos, cuestión que no es admisible permitírmelo.
Por eso, ante tal equívoco, inicio escribiendo estas palabras, anotando en algún lugar del Universo, que falté a mi palabra una vez más y que estoy ante la Oportunidad de ir más allá, saltar ese muro de adentro mío que yo misma construí y conducir mi vida en el camino que yo elijo, la mejor ruta, La Enseñanza.