Hola!,
No es fácil ponerse a escribir, por lo menos no para mí que no soy escritor entonces no me resulta algo sencillo. Más difícil aun cuando uno quiere impartir algo novedoso y le antecede un texto de más de lo mismo. Es como si algunas frases tuvieran cierta predilección por manifestarse repetitiva y reiterativamente aun y pese al paso del tiempo. Es la sensación que en transparencia detrás de la hoja en blanco ya hay un texto bordado y por más tinta nueva que uno use, el líquido escurre siempre hacia los mismos lugares, y jamás se orienta hacia otros lugares que no sean los previamente ya definidos. Quizás por lo familiar en juego me resulta mucho más fácil tratar con los números en las ecuaciones que con las letras de los escritos.
No porque si hago esta introducción, sino más bien por lo que no. No es curioso que alguien que en teoría maneja las matemáticas, las ciencias duras, tenga dificultades respecto a la cantidad?. Por lo menos tiene que resultar llamativo que saber mucho de números no significa más que eso: saber. Otra cosa son los signos, cuestión que recién este año estoy aprehendiendo a reconocer, y no precisamente por álgebra lineal.
A algún que otro signo voy a referirme en este texto, ya que como lo publiqué anteriormente, tengo la oportunidad de participar en un equipo de Magia a través del deporte y el entrenador no tuvo más brillante idea que proponer que entrevistemos a personajes célebres deportistas. No te podes imaginar la gracia y el entusiasmo que de entrada me causó la propuesta, siendo que yo estaba muy tranquilo haciendo lo que sé hacer, dedicándome a mis investigaciones o “curiosidades” como a mí me gusta nombrarlo. De todos modos accedí, aunque a mí me resulte mucho mas fácil “entrevistar” a Bruce Lee a través de sus obras que hablar con alguien del “mundo real”. Entonces elegí uno de tantos personajes famosos del mundo del boxeo, por simpatía.
La Magia nos Enseña que está prohibido manipular la realidad de los demás, ya que cuando uno abre esa puerta, por ahí mismo se hace vulnerable a la inversa de esa situación. Sabiendo esto, como protección me puse un referente de exhortación para hacerle llegar mi mensaje de convocatoria al personaje que yo elegí. De ahí en más ya pasa a ser una cuestión del Entramado, si ese contacto es compatible o no, respecto al resultado del equipo. Me aseguro que la amartia no me frene si me aseguro que mi mensaje llegó adonde me referencié que llegue, es decir, al Pope en cuestión.
No me pareció raro que desde que inicié con esta aventura, todo venía a barlovento como se dice en la jerga de navegación. En los intentos de lanzamientos de moneda, siempre tocaba cruz, hasta que ayer mismo, ocurrió una mutación. Algo vario en lo externo, porque algo en mi varió. Me interesé en aplicar ante un conflicto entre hermanos lo que Enseña Dirección del Perdón en Iniciación. Puse en juego mi acto de desagravio, haciendo una ofrenda en lo real al mismo tiempo que me desculpabilice de “la culpa del hermano mayor”. El Universo me respondió con cuestiones diferentes, a tal punto que se estableció un puente muy concreto de posibilidad directa para hacer llegar mi mensaje al boxeador.
Si hay algo de todo este escrito que quiero transmitir en concreto, es mi sorpresa ante un Entramado totalmente sensible a las mutaciones interiores que repercuten en lo externo. Los signos más y menos estuvieron, están y estarán siempre. Desculpabilizar al viento orientando la vela, es una interesante- al menos para mí- lección de navegación.
Gracias doy a cada receptor de este escrito.
Muy Atentamente,
Franco Agustin.