Ayer recorrimos la primera reunión de preguntas en la Edipo.net en la que personas inscritas en la plataforma pero que aún no participan de Actividades de la Escuela podían participar en directo haciendo sus preguntas con cámara y audio.

Lo que vi en los Compañeros que condujeron la reunión, desde mi punto de vista, fue un acto heroico. Cada una de las preguntas que hicieron a los Compañeros, las usé para girar la flecha y hacérmela a mí misma. Lo que encontré fue un blancazo que me dejó blanca.

JL siempre nos dice que no tendremos alas hasta que decidamos volar, que el entramado nos asiste si damos el Paso más allá del yo. Pero otra cosa es, que ese más allá, ese “paso”, lo tire el yo y detrás nos tiremos sin paracaídas. Y cuando miras a tus espaldas buscando las alitas, esas alitas de iniciada, resulta que no están… y para cuando miras abajo ya te has dado el manporrazo. Y pasa, que el yo en nombre del acto heroico te lleva a lugares de riesgo donde el adonde es claro: el mamporrazo, para que haya marca y entonces sea peor dar el paso que no darlo.

La Escuela es el lugar seguro donde dar el Paso y en eso descubrir si es paso, Paso, si surgieron las alas o hubo manporrazo. Si no aparecieron alas, y fue paso y no Paso, entonces el manporrazo llega, pero… llega en lo sutil. Llega en modo de bochorno, de lágrimas o lo que sea: Vergüenza que quema la soberbia, lágrimas que hidratan el corazón, risa que alegra las entrañas… Y siempre siempre es mejor dar el paso que no darlo, cuando tienes la Fortuna de contar en tu vida con un Lugar Protegido.

Lo que me llevo del bochorno que sentí al ver mi blancazo, es que Necesito Aprender. Me he columpiado justificándome en que yo soy más del hemisferio derecho, que del izquierdo. Digo del derecho, o ¿izquierdo?... en fin, que es necesario que yo dé respuesta al agujero negro de la ignorancia en mí. En los post de septiembre me comprometo a transmitir cuestiones concretas de aplicación de Método anudándolas a grafos que utilizamos en Enseñanza.