Una de esas palabras que transitaba con cierta regularidad en discusiones y señalamientos en mi entorno familiar y social, en un marco que no pasaba de adjetivo calificativo para señalar en alguien cierta "actitud", que aunque parecía reprochar, proponía cierto tono de valentía... y que gracias al recorrido en la Escuela he resignificado en mi vida.

Una de las cuestiones que me viene como relato de lo familiar, es embelesarme con las palabras, ya que la voz como instrumento de seducción por diferentes vías, es un atributo muy redundante en mi familia; y como toda cuestión heredada, el yo la usa para lo peor y en mi caso, hablar sin escucharme es la puerta de entrada a entablar un discurso asordinado, que se complace así mismo en "cómo" y se pierde en el "qué".

Gracias a las oportunidades de conducción de actividades que me brinda la Escuela, he tenido que vermelas de frente con transmitir temáticas de Enseñanza y muy recientemente se me ha mostrado en más de una ocasión que yo pareciera fascinado con lo que digo, lo cual me ha llevado a decir cuestiones extraviadas con el inmenso peligro de que quien escuche, se pierda en el extravío que planteo.

Tal reto me exige asumir la Responsabilidad que Implica Enseñar, pues como bien lo he aprendido en la Escuela, la matriz fundamental del EnseñAnte es que Enseña Antes!!!

Y veo como eso que actúo, es una manifestación de soberbia, pues tal embelezamiento, obedece a creerme por encima de lo que digo y entonces no atiendo a cuestiones fundamentales, como escucharme y a considerar la relación estrecha que debe haber entre lo que transmito y lo que habito de eso que quiero transmitir.

Gracias al recorrido en las diferentes actividades de la Escuela y muy particularmente al recorrido analítico, es que tengo la oportunidad de vermelas con lo más sombrío en mí, lo cual es también la oportunidad de establecer el combate, usando las herramientas del Método que como dice JL, que dicen los Keros de la Enseñanza… siempre… Fun-cio-na!

Mauricio Moore Velásquez

*MAURIGA*