Hola,


desde hace años que en mis emprendimientos, sean laborales, deportivos, o lo que sea que emprenda, tengo el “habito” de creer que haciendo más y con más esfuerzo, voy a lograr concretar lo que digo querer en cada Actividad; a la mayoría de nosotros, la familia nos educa con ese concepto, que más allá de si funciona o no, se le pone el cartel de “meritorio”, y ni se interroga qué pasa con eso en realidad…..a donde se llega con eso que se hace.

Estas semanas recientes, logré concretar varias de las cuestiones que me propuse, queriendo también respetarme y respetar las actividades que realizo; respetar lo que digo querer en mi vida y ponerme del lado de valorizar lo que decido; y “nuevamente” choqué con que eso que si hice, quedó a la deriva… un “mérito” para ojos ajenos, flotando sin dirección concreta alguna más que girar en círculos.

Ante la pregunta de….para qué hago lo que hago??? “nuevamente” se me desdibujó la respuesta, y es que por más energía que invierto en las cuestiones que si hago, sigo sin considerar que eso sea en función de entrar a donde el yo me decide que no entre… de aprovechar las Oportunidades que la Escuela y Dirección me brindan. 

Mientras me “ocupo” de más cuestiones en lo real, me doy cuenta que no tengo entre ceja y ceja que todo eso que hago, sea para mí… para que yo crezca y desde ahí hacer crecer mis actividades y las cuestiones que realizo en mi vida. El yo me invierte la fórmula, me vende con sus artimañas que si yo mejoro lo que hago, si lo hago mejor… voy a mejorar yo, y el resultado de eso es que el que queda afuera… restado… soy “yo” y la oportunidad de crecer.

Es mi falla quedar por fuera de donde digo querer estar adentro, y a mi me toca encargarme de reconocer las formas que eso toma; de aferrarme a mis Adondes con los que no permitirme quedarme con solo la acción en lo real y llevarme más allá, a conectar que lo que hago sea hacia mi crecimiento; hacia aprovechar las oportunidades que el Camino y el entramado me brindan.


Gracias por leer las entradas al blog.


José M.