La Enseñanza me advierte de que lo que me encuentro afuera es espejo de lo que hay en mí. Las cuestiones que en mí no he disuelto, me las encuentro afuera, el Universo tiene la amabilidad de mostrarme lo que tengo que atravesar, y si miro para otro lado, se encarga de ponerme otra vez ante lo mismo, cada vez más densificado, hacia que tenga que vérmelas con eso, vérmelas con desde donde entramo lo que entramo.


Deseo Enseñar la Enseñanza también a través de la mediación en la resolución de conflictos, especialmente de los conflictos que las personas entraman con la Administración Pública. A modo de ejemplo, ubico algunos casos: alguien que tiene un conflicto laboral con la Administración (porque no le paga el salario adecuado a las funciones que realiza), porque le ocupa sus terrenos y luego no le paga el precio que acordaron, porque alguien entrama una caída en la calle y la Administración no quiere reconocer el pago de la indemnización, porque alguien solicita una beca y por los retrasos en otorgársela, le origina perjuicios, porque hay conflictos de relaciones interpersonales en los equipos de trabajo, etc.


Vengo interviniendo, aplicando la mediación, en varios conflictos con características similares a los expuestos. También yo tengo cuestiones en mí que aún no he disuelto de las que tengo que encargarme.


En la semana anterior densifiqué que mi actual jefe pretendiera encajarme que me encargara de un asunto muy escabroso, de carácter disciplinario contra un compañero de trabajo, cuestión que no corresponde a las funciones que tengo asignadas. No es la primera vez que densifico esta cuestión, pues el adonde del otro en mí es la sumisa, la que se posterga detrás del deseo del otro, y el otro afuera, por la vasana que emano, pretende encajarme más y más cuestiones, cuestión que a mi yo le gusta, porque es el mito familiar que tengo que atravesar: “lo valioso se consigue con esfuerzo, la mujer en mi familia es quien se esfuerza por el otro”.


Ubico el recorrido que hice en mí, hacia disolver lo que densifiqué afuera: detecté que en la semana, yo misma no me encargué de inscribir y valorizar varias cuestiones que realicé, que incluso concluí fuera de mi horario laboral, y que me hice creer que bastaba con que yo considerara que era valioso lo que hice. Si yo no me encargo de valorizar lo que yo genero, no es posible que el otro afuera lo valorice. Luego que leí la cuestión, por donde dejé que esa cuestión entrara a mi realidad, me encargué de bloquear el combate hacia afuera y a la quejosa en mí, y, en los tres Registros, inscribir lo valioso que hice: me dí motivos para estar alegre por lo que había hecho, anoté en mi Agenda de La Magia lo que aprendí, y envié un correo electrónico avisando a mi jefe de que trabajé también fuera de mi horario laboral la semana anterior; valorizando también mi tiempo.


También me encargué de dedicar el mismo tiempo que dediqué a trabajar fuera de mi horario laboral a cuestiones con las que disfruto: leí dos cuentos de Borges, y dediqué tiempo a un almuerzo con varias Compañeras de Camino, a las que tenía que entregar un objeto que me comprometí a entregarles, y caminé una hora cada día desde el viernes anterior a ayer.


Hoy mismo mi jefe me telefoneó explícitamente para disculparse por lo que se permitió, e incluso ubicó que pensaba que a mí no me importaba encargarme de más y más cuestiones, ya que hasta ahora no había dicho que no a cuestión alguna de las que me había encargado.


Gracias Enseñanza, Gracias José Luis Parise, porque con el Método de la Magia no es posible que me engañe, que me haga creer que las cosas me suceden, cuando en realidad cada uno es quien las hacemos suceder.


¡Gracias a todos!