Casa de Naipes.
Ayer no fue uno de los mejores días de mi vida, y quiero que quede registrado en este blog de Enseñante, que la No Respuesta que me permito ante mi serie, me trae consecuencias. Ante las justificaciones estribilladas de “no tengo con qué” como supuesto motivo por el cual la frase siguiente consecutiva y hasta por momentos reversible respecto a la anterior es “no estoy a la altura” y que luego de eso, aunque sé que son verdades boludas aún así me permito seguir como si nada; consecuentemente el Universo me responde rigurosamente, mostrándome que la estructura de escuela de artes marciales que intenté levantar durante todo el año anterior, como una casa de naipes se derrumbó de un soplo. Perdí a todos los alumnos de Karate del ciclo anterior, y tengo la sensación de haber perdido más de un año y medio de trabajo, donde dediqué mucho de mi tiempo y energía a personas que hoy ya no practican.
Preguntas tales como qué hacer para que mi actividad de Karate o la actividad que sea que desarrolle no dependa de quienes asisten a las clases, qué hacer para no depender de los demás, me surgen interrogándome a mí mismo al respecto. Pienso que si cada actividad tuviese un número considerable de participantes no sería tan significativo como lo es ahora el hecho de que algunos dejen de tomar la actividad.
Queriendo tomar fuerzas, renovar esperanzas con este escrito, y al mismo tiempo anotar la desazón y desgaste que significa no poner el no al no, para que no se me olvide luego del rato de angustia,
Atentamente,
Franco Agustin